Estos eran dos leperos entre un grupo de personas que tenían que pasar una prueba muy sencilla, tenían que responder una adivinanza.
Bueno, al primero el profesor le dice:
¿Qué es aquello que se usa en el pie, tiene pasadores, y una suela?
El lepero responde:
¡Un zapato!
Bien, dijo el profesor, y al segundo le hace la misma pregunta y así a todos.
Estaban así hasta que el primer lepero le dice al segundo:
Oye, si lo que tienes que adivinar tiene pasadores, es un zapato.
Por otra parte el profesor que tomaba el examen decide cambiar la pregunta y dice:
¿Qué es eso que tiene cuatro patas, es de madera, y la usamos cuando comemos?
El lepero piensa y le pregunta al profesor:
¿No tiene pasadores?
El profesor dice:
No.
Y el lepero dice:
Son MOCAZINES.
¿En qué se parece una estufa a un avión?
En que los dos tienen piloto.
Jaimito le dice a su mamá:
Mamá, en el colegio me dicen detective.
Y su mamá le dice:
¿Por qué?
Y Jaimito le dice:
¡El que hace las preguntas, soy yo!
Estaba una vez Jaimito en su casa y le dice a su papá:
Papá, papá, ¿le puedo pegar al perro?
Y el papá le contesta:
No porque te muerde.
Papá, papá, ¿le puedo pegar al perro?
Y el papá le contesta:
No porque te muerde.
Papá, papá, ¿le puedo pegar al perro?
El papá ya muy molesto le dice:
Esta bien, ve a pegarle al perro.
Y Jaimito le contesta:
¡No, porque me muerde!
Había una vez un chiste tan, pero tan malo que le pegaba a los chistes más pequeños.
¿Cuál es el colmo de los colmos?
Estocolmo.
Abuelita, abuelita.. cierre los ojos.
A lo que le contesta la abuela:
Pero mijo, ¿por qué me pides esto?
Porque, mi papá dijo que cuando usted cierre los ojos, todos vamos a ser felices.
¿Qué hace una mujer tirando a un hombre por la ventana?
Contaminando el aire.
¿Qué es una Boda?
Es un funeral donde el muerto puede oler las flores.
Había una vez una señora tan gorda, tan gorda, pero tan gorda, que su ángel de la guarda tenía que dormir en otro cuarto.
Un banquero es un compañero a quien le prestas tu paraguas cuando el sol esta brillando y lo quiere de vuelta en el minuto que empieza a llover.
Un economista es un experto quien sabrá mañana porque las cosas que él predijo ayer no sucedieron hoy.
Un encargado de las estadísticas es alguien quien es bueno con los números, pero le falta la personalidad para ser un contador.
Un vendedor de seguros es alguien quien trae una bomba falsa en un avión, ya que eso disminuye las posibilidades de que vaya haber otra bomba en el avión.
Un programador es alguien quien resuelve un problema que no sabías que tenías en una forma que no entiendes.
Un matemático es como un hombre ciego en una habitación oscura buscando un gato negro que no esta allí.
Un psicólogo es alguien quien observa a todos los demás cuando una hermosa mujer entra en la habitación.
Un profesor es a lguien quien habla en los sueños de alguien más.
Un consultor es alguien quien te saca el reloj de tu muñeca y te dice la hora
Ring, ring...
Aló.
¿Está Chon?
¿Cuál Chon?
Estas chon las mañanitas...
¿En qué se parece un caracol, a un hombre encerrado en su auto?
En que el baboso está adentro.
Había un manzana y una pera en la parada de colectivos. La manzana le pregunta a la pera:
¿Desde cuándo espera?
Y la pera le contesta:
Desde que nací.
Un loco rasca con un solo dedo, siempre en el mismo sitio, la cuerda de un violín. Otro loco que lo observa le dice:
Pues yo, siempre he visto que los violinistas mueven contínuamente los dedos sobre las cuatro cuerdas.
Sí, tiene usted razón, pero ellos buscan el sitio y la nota. Yo en cambio, la encuentro enseguida.
Había un hombre tan amarrete(Tacaño), que cierta vez toma un vuelo hacia USA.
En pleno vuelo se va al baño y se queda dormido, en eso el avión sufre un desperfecto estrellándose, y mueren todos los pasajeros menos este tacaño que estaba en la cola del avión.
Cuando llega la cruz roja y ven entera la cola del avión, se acercan y tocan la puerta del baño.
El tacaño pregunta ¿Quién es?
¡La Cruz Roja!
¡Yaaa colaboramos!
En el patio de un manicomio se encontraba un grupo de internos que se reían a intervalos. El director que hacía sus rondas se acerca curioso para ver que era lo que sucedía. Al acercarse, ve que un loco dice un número: ¡Doce!, e inmediatamente el resto del grupo se comienza a reír. Al acabar las carcajadas del grupo, otro de los del grupo dice otro número: ¡Treinta y dos!, obteniendo, nuevamente, el mismo resultado del grupo ahí
congregado, que se suelta a carcajadas. El director les pregunta:
¿Qué es lo que está sucediendo?
A lo que uno de sus pacientes le contesta:
Estamos contando chistes.
Aún más curioso, el director comenta:
¡Pero si sólo están diciendo números!
A lo que el mismo paciente le explica:
Lo que pasa es que nos sabemos tantos chistes, que los hemos enumerado para ahorrarnos el tiempo de contarlos.
Ponderando esta explicación, el director decide probar su suerte y dic e:
A ver, dieciocho.
A lo que no recibe respuesta alguna del grupo, sino un silencio absoluto.
Anonadado vuelve a intentar.
Veintidós.
Obteniendo la misma silenciosa reacción. Desesperado comienza a decir números uno tras otro sin lograr sacarle a ninguno de sus internos la menor sonrisa, hasta que por fin les pregunta:
¿Pero qué pasa? ¡Les he contado varios chistes y nadie se ríe!
A lo que uno de los locos le contesta:
¡Lo que pasa es que usted no tiene gracia para contarlos!
¿Qué es blanco, negro, blanco, negro, blanco, negro, rojo?
Un pingüino cayéndose de las escaleras.
Suena el teléfono y una voz pregunta:
¿Se encuentra Zoila?
A lo que le contestan:
No, acompañaida.
Esto son dos amigos que se encuentran:
Hola Paco, ¿qué tal va todo?
Un poco mal.
¿Por qué?
Es que el otro día se murió mi padre.
Oh, lo siento, ¿de qué murió?
Pues, esto que estaba cocinando y se le quemó la comida, y sin darse cuenta se le llenó la habitación de humo, y no tuvo más remedio que tirarse por la ventana.
Oh, ¿murió de la caída?
No, en ese momento vinieron los bomberos, y pusieron la lona, y rebotó contra la pared del edificio...
Oh, murió del choque.
No, porque mi padre puso los pies en la pared, y rebotó hacia el tendido eléctrico...
Oh, murió electrocutado.
No, en ese momento mi padre rebotó otra vez y...
Bueno tío, ¿de qué murió tu padre?
¡Lo tuvimos que matar a tiros!